Desaparecer. Eso es lo que haría un día. Designar un destino incierto y caminarlo con el afán de armar una nueva vida sin que nadie sospeche de nada. Que la gente me salude con un nuevo nombre y que la imagen que les deje sea otra completamente distinta a la que tengo ahora. Desaparecer y olvidar las chances que tuve de terminar en otra vida, una vida armada, quizás felizmente o no. Soñar de nuevo como un nene de 10 años, al que el mundo le abre sus puertas invitándolo a pasar.
A veces se hace todo tan difícil...
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