Ayer en una visita a la tan imparable como agotable Ciudad de Buenos Aires, me enamore de 56 mujeres. Realmente jamás las había visto y mi amor fue tan fiel y fugaz como la brisa del tren. (Suspiro). Eran princesas desencontradas con un corazón que solo prometía un punto (y coma) en sus vidas. Entre ellas, recuerdo un top five que arme, las cuales incluían a:
- La chica sentada en uno de los bancos del Subte de la linea D que solo me gustaba de perfil (no me pregunten porque, pero cuando te miraba de frente, era otra persona).
- La que, una cuadra antes a que nos cruzáramos, venía con paso decidido a encarame, revoloteando su pelo por toda la Avenida Esmeralda, hasta que, cuando estuvo frente a mi, paso de largo con aires de vedette.
-La que estaba parada en el subte de la linea A, que solo me gustaba cuando el subte pasaba por debajo de algún túnel y su silueta se desnudaba ante mis ojos.
- La que cruzo al lado mio la avenida 9 de Julio, que me miro, la mire y nos miramos 10 segundos cuando la luz verde empezó a titilar y debimos apurar el paso (después lo pensé bien y probablemente estaría mirando para mi lado intentando ver si venía algún colectivo o no).
-La chica del Kiosco en donde compre una Coca. En un momento, cuando le pago, me pregunta: "-¿No tenés cambio?"- a lo que le respondí: "-Por un segundo con vos, me cambias por quien quieras en dos-". No se si la mate con el piropo o que, pero no me la cobro ;).
Ay Dios, Dios... ¿cuando seremos 57?
Fin de fiesta
Hace 3 años